lunes, 30 de agosto de 2010

Síndrome de Peter Pan

El término síndrome de Peter Pan se emplea para designar un trastorno de la personalidad, y aparece por primera vez en el libro “The Peter Pan Syndrome: Men Who Have Never Grown Up” (1983), del Dr. Dan Kiley. Este síndrome no se encuentra aceptado en el DSM (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales).

Dicho síndrome se caracteriza por la presencia de ciertos aspectos de inmadurez, social y psicológica। Mientras el sujeto crece, su percepción interna del yo, permanece en la infancia
Según Kiley, quien presenta dicho síndrome, posee rasgos de rebeldía, cólera, irresponsabilidad, narcisismo, dependencia, y no aceptación del envejecimiento, manipulación, y creencia de trascender las normas y leyes. No poseen capacidad de empatía y no se abren al mundo de los adultos.

La sintomatología de este síndrome ha estado presente en la psicología, en toda caracterización neurótica, lo que Kiley hace, no es más que asignarle un nombre
Freud hace referencia a la fijación, aludiendo al estancamiento en el desarrollo de la personalidad, que se verifica en individuos que padecen esta sintomatología. Por lo que no existía una categorización hasta la designación de Kiley. Pero el síndrome de Peter Pan, no constituye una psicosis, es un trastorno neurótico, o caracterológico. El propio Kiley reconoce las dificultades para corregir estas conductas.

Tratamiento del síndrome de Peter Pan: Concepto del síndrome de Peter Pan

Los tratamientos empleados para el síndrome de Peter Pan, son los correspondientese a toda neurosis estructurada, pero es difícil de concretar, puesto que el sujeto que experimenta este trastorno, no acepta su infantilismo y se niega a modificar sus conductas. No existe el deseo de abandonar el mundo de la infancia, ni una conciencia del fracaso en la aproximación al mundo adulto. Se presenta una dificultad de aceptar las normas y la necesidad de tomar responsabilidades, o forjar vínculos maduros con los demás.

Síntomas del síndrome de Peter Pan:

Suelen presentarse crisis depresivas, angustia, ansiedad. El paso de los años no parece ser advertido por el sujeto, pero su protección desaparece momentáneamente en ciertas circunstancias, provocando un sentimiento de vacío. Existe una nostalgia por la etapa infantil , lo que afecta la autoestima.

Puede presentarse conjuntamente con patologías psiquiátricas específicas como las paranoides, neurosis, obsesiones, histeria. El tratamiento debe ser doble, psicopatológico y de carácter.

Aunque quieras matar a uno de estos ejemplares que te juran felicidad eterna (¡y son creíbles!) esta característica esconde personas muy inseguras para hacerse cargo de sí mismas (¡y del otro!) y con el transcurso del tiempo -si bien obtuvieron logros a nivel laboral o social- cargan con la insatisfacción de haber acumulado muchas relaciones afectivas malogradas que los abandonaron a la soledad.

¿Por qué le temen al compromiso?

No se trata de un trastorno fóbico, sino de la falta de madurez para afrontar nuevos desafíos. Para entender este fenómeno hay que pensar en los comportamientos de los niños, que a su edad no pueden comprometerse en las relaciones.

El Síndrome de Peter Pan hace referencia a los adultos que continúan comportándose como niños o adolescentes y no son capaces de tomar la responsabilidad de sus actos। Serían personas que se niegan a crecer presentando una marcada inmadurez emocional matizada por una fuerte inseguridad y un gran temor a no ser queridos y aceptados.


¿Cuáles son sus síntomas principales?

Aunque los adultos han llegado a la treintena o incluso rondan la cuarentena de años continúan comportándose como niños pequeños. Usualmente estas personas parecen ser seguras de si mismas e incluso arrogantes; sin embargo, esto es solo una coraza para ocultar sus verdaderas inseguridades e indecisiones.

Estas personas se esconden detrás de excusas o mentiras en aras de disimular su incapacidad para crecer; suelen hablar de fantásticos proyectos, negocios increíbles, grandes aventuras amorosas… Estas fantasías (mayormente imposibles de cumplir) les permiten eludir sus responsabilidades y poder culpabilizar a los otros de las cosas negativas que les ocurren।


Además, podemos enlistar otra serie de “síntomas”:

- Se siente altamente seducido por la juventud, etapa que suele tener idealizada intentando negar su madurez.
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Miedo a la soledad.
- Altamente inseguro y con baja autoestima.
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Su actitud se centra en recibir, pedir y criticar pero no se molesta en dar o hacer. Esto hace que viva centrado en sí mismo y en sus problemáticas sin preocuparse demasiado por lo que le sucede a las personas a su alrededor.
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Considera que el compromiso es un obstáculo para su libertad.
- No adopta la responsabilidad por sus actos mientras que los otros deben hacerlo por él.
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Se siente permanentemente insatisfecho con lo que tiene pero no toma iniciativas para intentar solucionar su situación. En palabras sencillas diríamos que es una persona que lo quiere todo pero no desea esforzarse para lograrlo.

Generalmente estas dificultades tienen su origen en la niñez, cuando el pequeño experimentó una carencia afectiva (objetiva o subjetiva). Al crecer, estas personas continúan sintiéndose desprotegidas y angustiadas frente a lo desconocido.


Cuando los seres humanos no quieren crecer

No es una cuestión de edad. Existen ejemplares de 30, 40, 50, 60 años y los hay que mueren siendo Peter Pan, a pesar de la infatigable inversión que dedican a soslayar la vejez. El psicólogo norteamericano Dan Kiley denominó como Síndrome de Peter Pan al conjunto de rasgos que tiene aquella persona que no sabe o no puede renunciar a ser hijo para empezar a ser padre. El hombre/niño que se resiste a crecer es incapaz de cuidar y proteger a nadie así como de intercambiar papeles igualitariamente en el contexto de una pareja. Exhibe un desfase patológico entre su edad cronológica y su madurez afectiva. Hombres que presumen de joviales, simpáticos, alma de las fiestas, deportistas, aplicados seductores de jovencitas a edades notoriamente inadecuadas, con frecuencia no son más que "peter panes" afectivamente inmaduros y promotores de mucha desdicha en las relaciones de pareja. Se trata de hombres que no han aprendido la diferencia entre haber crecido y ser adultos.

Por otra parte, el complejo o dilema de Wendy, señalado por Dan Kiley cuando habla de la actitud maternal, se refiere al papel de Wendy en la historia de Peter Pan, que representa un modelo de la mujer que a falta de controlar su propia vida hace esfuerzos por controlar la de su pareja a través de un papel maternal.

Pese a ser un problema que se produce en ambos sexos y a todas las edades, el síndrome de Wendy es mucho menos frecuente.


Resistirse a adquirir las responsabilidades que conlleva entrar en la etapa adulta, además de producir desequilibrios personales, puede derivar en serios problemas a la hora de que una relación de pareja funcione. Compartir un proyecto de vida en común con alguien que es incapaz de sacrificar o apartar los placeres de la juventud para poner todo lo que tiene para conseguir unas metas, no siempre fáciles, pero necesarias, a parte de producir insatisfacción, acaba convirtiéndose en un lastre a la hora de luchar por conseguir esos objetivos.

Ante la imposibilidad de encontrar la fuente de la eterna adolescencia, parte de los hombres de la sociedad actual han optado por anclarse en una juventud que si bien no es física, sí les garantiza la psicológica y la comodidad de afrontar el día a día sin ir más allá, una especie de Carpe Diem cuya problemática aumenta proporcionalmente con la edad física del individuo.


Se trata sin duda de una dulce tentación entre la juventud y la madurez, entre el País de Nunca Jamás y el mundo real. El primero siempre resulta más atractivo y tentador, pero llegada la hora, hay que coger el toro por los cuernos y saber dar el paso de un estado a otro.


El Peter Pan actual

Por mucho que pueda pesar, el paso del tiempo es ineludible y nadie escapa a él, ni siquiera estos Peter Pan modernos. Su comportamiento sigue siendo como el de un adolescente. Pese a su sonrisa casi imperecedera y a tratarse de personas muy divertidas y con unas inmensas ganas de disfrutar de todo los aspectos de la vida, tras esa apariencia se esconde alguien tremendamente inseguro con un terrible miedo a la soledad.

Esa inseguridad también se plasma en el campo afectivo. A pesar de una aparente seguridad en sí mismos, son personas que necesitan grandes dosis de afecto y la necesidad de una mujer a su lado que se lo pueda ofrecer. Sin embargo, pese a esta dependencia, cuando la relación se torna en algo más serio y empieza a requerir dosis cada vez más altas de compromiso y responsabilidad, se asusta y acaba produciendo la ruptura de la pareja.


Esto es una de las causas de que cambien continuamente de pareja, buscando incluso chicas más jóvenes, que impliquen menos planes de futuro y a su vez puedan contagiarse de su inmadurez. En el caso de coincidir en una pareja un Peter Pan y una Wendy, es posible que con el paso del tiempo cada uno acabe en la casa de sus padres. ¿Y si se le olvida volar?

Si al nuevo Peter Pan todo le sale bien, disfrutará durante muchos años, pero llegará un momento de reflexión donde comenzará su crisis. Aunque él goce de éxito profesional y económico, se da cuenta de que en su vida no hay nada estable ni firme.


Durante el tiempo que se está bajo este síndrome, se vive con vistas a muy corto plazo, la persona se siente insatisfecha con lo que le rodea pero no hace nada para solucionarlo. Su búsqueda de satisfacción en cada momento, le puede hacer recurrir al alcohol y las drogas como forma instantánea de obtenerla. Buscan siempre la culpabilidad de todo lo que sucede a su alrededor en los demás, sin que nunca se sienta realmente parte del problema, y ni siquiera de la solución.



Ante todo, el Peter Pan tendría que concienciarse de que tiene un problema muchos de ellos se tienen por encantadores y no llegan a la autocrítica necesaria para ver que están abusando de los demás। Creen que con su presencia basta. Sin embargo, ellos son los más perjudicados por la soledad en la que desemboca su vida. Sus amigos son superficiales y circunstanciales y sus amores, al final de la vida, son interesados y falsos. No pueden desarrollar relaciones amistosas o afectivas sólidas.

Si reconoces que tienes estas características, aún estás a tiempo de cambiar algunos comportamientos que podrían dificultar la formación de vínculos afectivos maduros. Aunque también es cierto que muchas madres, novias y esposas tendrían, asimismo, que dejar de producir “peter panes”। Nunca se acabarán los Peter Pan en este mundo, mientras sigan existiendo las Wendy.

http://letras।terra.com.br/attaque-77/321733/
(letra y video de un tema acorde)

5 comentarios:

  1. jajaja, las cosas que uno se viene a enterar... que loco..
    muy bueno che,,

    saludos

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  2. somos asi :D kerida locos pero unicos

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  3. ES EVIDENTE QUE LA DESCRIPCION SE ASEMEJA MUCHO A LA PERSONALIDAD DE CIERTOS INDIVIDUOS, TAN CIERTO COMO QUE NO HAY TIPOLOGÍAS PURAS O CERRADAS QUE HACEN, DE CIERTAS PERSONAS. UN COMPENDIO QUE SE SINTEIZA EN LAS LLAMADAS HISTORIAS PARTICULARES

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